La torsión gástrica en perros es un padecimiento agudo que se puede presentar tanto en perros como en gatos, aunque en los caninos representa un gran riesgo de salud. Los índices de mortalidad en perros que sufren esta enfermedad va desde el 35% en aquellos que reciben tratamiento hasta el 100% en los que no son tratados a tiempo, es por esto que la torsión gástrica debe considerarse como una situación grave para cualquier propietario.
Durante el proceso de digestión, el estómago produce gases como resultado del proceso de fermentación del alimento, sin embargo, cuando estos gases no pueden ser eliminados de manera natural, se acumulan y esto genera, en principio, distensión del tejido, lo que a su vez interrumpe el proceso de digestión. Al no poder completar este proceso, el perro, por reflejo, intentará vomitar y esto, aunado a los movimientos comunes del estómago durante el proceso, resultan en la torsión gástrica, que no es más que una consecuencia en la que el estómago gira sobre sí mismo obstruyendo por completo las vías por las cuales se puede vaciar, el esófago y el colon.
La dilatación de la cavidad estomacal resulta en dificultad para respirar a causa del poco espacio con el que cuenta el diafragma para funcionar correctamente, sumado a esto, las venas y arterias que surten el aparato digestivo se comprimen lo que compromete el sistema circulatorio de todo el cuerpo pudiendo resultar en necrosis del tejido.
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CAUSAS DE LA TORSION GASTRICA EN PERROS
Las causas exactas de este padecimiento se desconocen, lo que se ha podido lograr con estudios veterinarios es señalar algunos factores que podrían ser desencadenantes de la torsión gástrica, entre ellos podemos mencionar:
- Comer muy rápido: cuando el animal come demasiado rápido es posible que el proceso de digestión se vea muy apresurado.
- Comer una sola vez al día: si el perro come una sola vez al día, existe la posibilidad de que los ácidos contenidos en el estómago, aquellos que se encargan de romper la comida, estén muy acumulados y el proceso de fermentación se de más rápido de lo normal.
- Nervios y estrés: estas condiciones emocionales pueden derivar en una alteración del proceso digestivo produciendo torsión gástrica.
De la misma manera se han identificado algunas características físicas, y razas que las presentan, como animales con mayor riesgo a padecer esta condición:
- Perros con pecho profundo
- Razas grandes y gigantes
SÍNTOMAS DE LA TORSIÓN GÁSTRICA
Como las causas específicas no han podido ser detectadas, podemos deducir que la torsión de estómago puede ocurrirle a cualquier perro y bajo cualquier circunstancia, es por esto que se aconseja a los dueños estar muy atentos a las actitudes de sus peludos después de las comidas para atender de inmediato cualquier padecimiento. Los síntomas más comunes visibles en perros con torsión gástrica son:
- Abdomen tenso e hinchado. Esto será visible a los ojos del humano, al tacto, estará un poco endurecido.
- Dolor abdominal. Nuestra mascota nos hará saber que tiene dolor, generalmente, los perros se lamen, rascan o miran la parte que les produce dolor.
- Inquietud. Nuestro perro, al no poder encontrar comodidad en ninguna posición, estará inquieto, seguramente parándose, sentándose y acostándose a cada rato.
- Respiración corta y rápida. Debido a lo comprometido que está el sistema respiratorio al no funcionar correctamente el diafragma, la respiración se tornará muy difícil.
- Náuseas. Esto es el resultado del primer instinto del animal de vomitar para vaciar el contenido del estómago.
- Salivación. Producto de la imposibilidad de vomitar.
- Taquicardia. Al haber fallas respiratorias y compromiso en el sistema cardiovascular del animal, el corazón comienza a agitarse para tratar de bombear la cantidad de sangre necesaria.
- Debilidad. A causa del agotamiento por los síntomas y el dolor y por la progresiva falta de circulación.
- Espasmos estomacales. Es el mecanismo por el que el cuerpo intenta “enderezar” el órgano de manera natural.
DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO
Esta condición requiere obligatoriamente la urgente atención de un médico veterinario. Al llegar a la clínica, el especialista hará una evaluación exhaustiva de los síntomas clínicos que presenta nuestro peludo y en base a eso, hará el diagnóstico. Estudios de imagenología como rayos x o ecosonogramas pueden confirmar la situación.
Una de las medidas que puede tomar el veterinario es, con una sonda colocada a través de las paredes abdominales hasta el estómago, vaciar el contenido del mismo para facilitar la manipulación y liberar la distensión y sus dolorosas consecuencias; también suele hacerse un lavado estomacal para retirar toda materia sin digerir que pudiera ocasionar más daños. Sin embargo, la única solución a la Torsión Gástrica es la cirugía. Durante el procedimiento que se hace bajo total anestesia, el estómago se devuelve a su posición y el extremo del éste que conecta con el colon se recorta para evitar que haya más capacidad de movimiento y así reducir el riesgo de otro episodio.
Tanto la torsión en sí como la cirugía para contrarrestarla tienen riesgos para los animales. De no ser tratada la condición, la posibilidad de muerte es absoluta, sin embargo, si la torsión se diagnostica de manera ardía, se corre el riesgo de que los tejidos afectados se necrosen y se comprometan las posibilidades de recuperación; las primeras 48 horas luego de la cirugía suelen ser decisivas para la mejoría total. Se debe tener en consideración que algunos perros no reaccionan bien a la anestesia o tienen padecimientos subyacentes que desconocemos que podrían hacerlos susceptibles a no soportar sus efectos, la edad del animalito también puede ser un factor importante a la hora de hacer una intervención quirúrgica.
CÓMO PREVENIR LA TORSIÓN GÁSTRICA?
La prevención es, hasta los momentos, la única arma a nuestro alcance para cuidar a nuestras mascotas de este padecimiento, sobre todo, por no existir causas certeras conocidas. Aquí hay algunos consejos para evitar propiciar condiciones que puedan generar la torsión en nuestros perros que te invitamos a poner en práctica:
- Reparte la ración e comida en al menos 2 partes. Si tenemos una mascota de raza grande, es recomendable dar 3 raciones y si es mediano o pequeño en 2. esto evita una sola ingesta d una gran cantidad de alimento que se ha considerado una de las posibles causas de la torsión gástrica.
- Evitar ejercitar al perro justo antes y al menos 2 horas después de comer. Lo ideal es que el proceso digestivo se realice sin que otros factores se interpongan para así evitar problemas.
- Evitar situaciones estresantes durante las comidas. Debemos procurar que a la hora de la comida el perro no tenga cerca factores distractores que lo hagan alterarse y por ende, querer comer a mayor velocidad.
- No dejar el plato de comida a disposición del perro. Parte entrenamiento y parte prevención, debemos acostumbrar a nuestra mascota a comer cuando se le pone el alimento y no dejar que pueda comer la cantidad que quiera cuando quiera.
- Cuida la ingesta de agua. El consumo apresurado de agua también puede desencadenar una torsión, si tu perro suele tomar mucha agua muy rápido, no dejes el envase lleno para evitar que lo haga, ponle poca cantidad cada cierto tiempo.
- Atención a los perros que ya han sufrido de éste mal. Si tu peludo ya ha tenido una torsión gástrica, ésto lo hace propenso a recaer, así que presta mucha atención a su alimentación y a su comportamiento.
No dudes en asistir al veterinario. Ante cualquier síntoma, no esperes mucho tiempo antes de trasladar al animalito a una sala de urgencias, su vida podría depender de ello.